Shalom, hermanos:
Hoy os traigo un canto completamente distinto de lo que yo suelo cantar. Se llama Padre Amerindio, compuesta por la Hermana Eugenia María Muñoz, y es una canción preciosa que nos pidió nuestra amiga Mari-Jo Saravia a través de Twitter (
@qqqtcant). A juzgar por la letra, creo que esta canción se puede cantar perfectamente en el momento de la Comunión, pero si tenéis otra opinión no dudéis en compartirla.
La verdad es que esta petición ha supuesto todo un reto para mi, puesto que no la conocía y me ha llevado cierto tiempo aprenderla y adaptarla un poco a mis forma de cantar. Creo que al final ha quedado bien, a mi me ha gustado mucho el resultado. Os dejo aquí un vídeo, para que podáis juzgar vosotr@s mism@s:
Si os digo la verdad, interpretar esta canción ha sido muy bonito para mi, porque me ha transportado a mis años de infancia. Mi padre es un gran aficionado a la música en general y a la música sudamericana en particular. Recuerdo aquellos larguísimos viajes de verano en compañía de mis padres y mis dos hermanas mayores (por aquel entonces mi hermana pequeña no había nacido aún). En aquella época, con aquellas carreteras y aquellos coches, bien se tardaba más de un día en llegar desde el sur de España, donde siempre he vivido, hasta el norte, destino favorito de mis padres para evitar el insoportable calor de julio en Córdoba.
Os podéis hacer una idea de la cantidad de horas de las que disponíamos en esos trayectos para escuchar música. ¿Cuántas veces escucharía yo la Misa Criolla entre siestas y juegos con mis hermanas? También me dejaba yo llevar por las fantásticas (y a veces un pelín terroríficas) historias que contaban ciertas canciones como la del Pájaro Chogüi, La Llorona, El Carnavalito, La flor de la Canela, o La Viuda Alegre. Y así las interminables horas de traqueteo en el coche se hacían más llevaderas.
Y aunque, obviamente, el contenido de Padre Amerindio nada tiene que ver con aquellos cantos en los que el amor, el dolor y la muerte se distribuían por partes iguales, para mí ha sido inevitable rememorar aquella época.
Por eso quiero, primero, agradecer a nuestra seguidora Mari-Jo el haber confiado en mí para interpretar esta canción, y segundo, pedirle disculpas por el retraso tan enorme que he tenido en atenderla. No suelo tardar tanto en responder a vuestras peticiones, pero en esta ocasión me ha sido imposible hacerlo antes.
También quiero hacer algo que nunca hasta ahora he hecho y que no volveré a hacer, y es dedicar esta entrada a mis padres, para agradecerles que me hayan inculcado esta pasión que siento por la música, y a mis hermanas, por haber estado siempre conmigo, haciendo de mi infancia un lugar agradable y muy muy grato de recordar. Y muy especialmente, a mi hermana Irene, que por los caprichos del destino ahora vive en Argentina, quién sabe si rememorando también su infancia cada vez que topa con una cumbia, zamba o chacarera…
¿Ya conocías esta canción? Pues dime tú qué quieres que te cante.
PADRE AMERINDIO
(acordes MAYORES en MAYÚSCULA, menores en minúscula)
RE/D si /b FA# /F# SOL/G mi/e LA/A
Quiero decirte Padre en Aymará,
quiero nombrarte Padre en Araucano,
quiero mostrarte Padre mi Otavalo,
quiero darte las gracias por mi Amerinda
Quiero decirte fuerte que te amo en Quechua,
quiero sembrar tu reino con trigo Maya,
quiero mi vida como azteca
quiero adornar tu frente con oro Inca.
Mi Padre, en tu corazón encuentro,
mi sintonía, mi sintonía,
y puedo consagrar ahora mi pueblo,
todo a María, todo a María.
Quiero decirte Padre en Guaraní,
quiero nombrarte Padre con mi alma Shuara,
quiero mostrarte Padre sierra y mares,
quiero darte las gracias por mi Amerinda.
Quiero decirte fuerte que te amo en Quechua..