Shalom, herman@s:
Os traigo hoy un santo muy bonito y muy, muy fácil de tocar.
El Santo, como ya sabéis, es el canto siguiente al ofertorio o presentación de dones, dentro de la Liturgia de la Eucaristía. Es una alabanza solemne a Dios, cantada o rezada por toda la comunidad, que se une “con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales para cantar sin cesar el himno de Tu gloria”.
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Para este canto en particular, es aconsejable dividir al coro en dos grupos y cantarlo a modo de “pregunta-respuesta” o “eco”. Incluso si cantáis en la misa de la familia o de l@s niñ@s estaría bien que el coro cantase una voz y l@s niñ@s hicieran el eco. Bastaría con enseñárselo a l@s niñ@s unos minutos antes del inicio de la misa, pues al ser un canto tan sencillito se puede aprender muy rápidamente. También os animo a que hagáis vuestras propias versiones de este santo, probad a cantarlo más rápido, con palmas o como mejor creáis para inculcarle algo de vuestro estilo o personalidad.
A mi, particularmente, ésta me gusta cantarla más bien lentita, como podéis ver en el vídeo: